Cataratas en perros: síntomas y tratamientos
Las cataratas en perros son una de las enfermedades oculares más frecuentes en la práctica veterinaria, especialmente en animales de edad avanzada. Si has observado que los ojos de tu compañero han perdido transparencia o presentan una coloración blanquecina, es posible que esté desarrollando esta condición. En esta guía completa descubrirás qué son exactamente las cataratas, cuáles son sus causas, cómo saber si tu perro tiene, qué opciones de tratamiento existen y toda la información que necesitas sobre su operación.
¿Qué son las cataratas?
Las cataratas son una opacidad del cristalino, la lente natural transparente que se encuentra dentro del ojo, detrás de la pupila y el iris. El cristalino es fundamental para enfocar las imágenes en la retina y permitir una visión nítida. Cuando se desarrolla una catarata, esta lente pierde su transparencia natural y se vuelve opaca, impidiendo que la luz pase correctamente a través de ella.
Esta opacificación puede ser parcial o total, afectando solo una pequeña porción del cristalino o extendiéndose por completo. Dependiendo de su localización y densidad, la catarata interferirá en mayor o menor medida con la visión del animal. En casos leves, el perro puede mantener cierta capacidad visual, aunque borrosa. Cuando la catarata está en fase avanzada y afecta todo el cristalino, puede producir ceguera completa en el ojo afectado.
Las cataratas pueden desarrollarse en uno o ambos ojos, aunque es frecuente que, cuando aparecen, terminen afectando a ambos con el tiempo, especialmente si su origen es hereditario o metabólico. Es importante distinguir las cataratas de la esclerosis nuclear, un cambio normal del envejecimiento que también causa un aspecto grisáceo en los ojos pero que generalmente no afecta significativamente la visión.
La velocidad de progresión varía considerablemente según la causa subyacente. Algunas cataratas se desarrollan muy rápidamente, en cuestión de semanas o meses (como las asociadas a diabetes), mientras que otras progresan de forma lenta durante años.
Tipos de cataratas
Las cataratas se clasifican según diferentes criterios, siendo los más relevantes su origen, edad de aparición, localización y grado de madurez:
Según su origen y edad de aparición:
Catarata congénita: Presente desde el nacimiento. El cachorro nace con el cristalino ya opacificado. Suele tener origen hereditario o estar relacionada con problemas durante la gestación. Aunque menos frecuente, puede afectar significativamente la visión desde las primeras semanas de vida.
Catarata juvenil: Se desarrolla en perros jóvenes, generalmente antes de los 6 años de edad. La mayoría son cataratas hereditarias, es decir, transmitidas genéticamente de padres a hijos. Razas como el Golden Retriever, Cocker Spaniel, Caniche o Husky Siberiano presentan alta incidencia de este tipo.
Cataratas seniles: Aparecen en perros de edad avanzada como consecuencia del envejecimiento natural del cristalino. Las cataratas en perros ancianos son muy comunes, especialmente en animales mayores de 8-10 años. Aunque están relacionadas con la edad, no todos los perros mayores las desarrollan.
Según su causa:
Cataratas diabéticas: Secundarias a diabetes mellitus. El exceso de azúcar en sangre altera el metabolismo del cristalino, causando acumulación de líquido y opacificación rápida. Pueden desarrollarse en pocas semanas tras el descontrol diabético.
Cataratas traumáticas: Consecuencia de golpes, heridas penetrantes o contusiones oculares que dañan el cristalino.
Cataratas por uveítis: La inflamación crónica del interior del ojo puede dañar el cristalino secundariamente.
Cataratas tóxicas: Provocadas por ciertos medicamentos, radiación o sustancias químicas.
Según su localización en el cristalino:
Pueden ser nucleares (centro del cristalino), corticales (periferia), subcapsulares (bajo la cápsula) o ecuatoriales. La localización influye en cómo afectan la visión.
Según su grado de madurez:
Incipiente: Opacidad mínima, menor al 15% del cristalino. La visión prácticamente no está afectada.
Inmadura: Opacidad parcial del cristalino. La visión comienza a deteriorarse pero el perro mantiene capacidad visual.
Madura: Opacidad completa del cristalino. El perro ha perdido la visión funcional en ese ojo.
Hipermadura: La catarata avanzada comienza a degenerarse, el cristalino puede arrugarse y pueden aparecer complicaciones inflamatorias graves.
Causas de la aparición de las cataratas en perros
Las cataratas pueden originarse por diversos factores, siendo algunos prevenibles y otros no:
- Predisposición genética y hereditaria: Es la causa más frecuente en perros. Muchas razas tienden a desarrollar cataratas debido a genes heredados que predisponen a la degeneración del cristalino. El Golden Retriever, Cocker Spaniel americano e inglés, Caniche, Schnauzer miniatura, Husky Siberiano, Boston Terrier, Staffordshire Bull Terrier y muchas otras razas presentan alta incidencia. Los programas de cría responsable deberían descartar reproductores con cataratas hereditarias.
- Diabetes mellitus: Los perros diabéticos tienen altísimo riesgo de desarrollar cataratas rápidamente. El exceso de glucosa en sangre altera el metabolismo del cristalino, causando acumulación de sorbitol y agua que opacifican la lente. Hasta el 80% de perros diabéticos desarrollan cataratas en los primeros años tras el diagnóstico si la diabetes no está bien controlada. Un buen control del azúcar en sangre puede retrasar su aparición.
- Envejecimiento: Con la edad, las proteínas del cristalino pueden alterarse y agregarse, perdiendo transparencia. Las cataratas en perros geriátricos o ancianos son frecuentes, aunque no inevitables. Es importante diferenciarlas de la esclerosis nuclear, un cambio del envejecimiento que no causa ceguera significativa.
- Traumatismos oculares: Golpes directos en el ojo, heridas penetrantes, arañazos profundos o contusiones pueden dañar el cristalino directamente o indirectamente a través de inflamación, provocando opacificación posterior. Lesiones que parecen leves inicialmente pueden desencadenar cataratas meses o años después.
- Inflamación ocular crónica (uveítis): La inflamación persistente del interior del ojo daña las estructuras oculares, incluyendo el cristalino. Enfermedades infecciosas, autoinmunes o tumorales que causan uveítis pueden derivar secundariamente en cataratas.
- Enfermedades metabólicas: Además de la diabetes, otras alteraciones metabólicas como hipocalcemia (niveles bajos de calcio) pueden provocar cataratas a un perro.
- Exposición a tóxicos o radiación: Ciertos medicamentos administrados de forma prolongada, sustancias tóxicas o exposición a radiación pueden dañar el cristalino.
- Deficiencias nutricionales: Aunque menos común, deficiencias severas de ciertos nutrientes en cachorros pueden contribuir al desarrollo de cataratas.
- Alteraciones congénitas del desarrollo: Problemas durante la gestación, infecciones intrauterinas o defectos genéticos pueden causar catarata congénita presente desde el nacimiento.
- Enfermedades oculares primarias: Condiciones como atrofia progresiva de retina o displasia de retina pueden asociarse con desarrollo de cataratas.
Síntomas de las cataratas en perros
Los signos clínicos de las cataratas varían según su extensión y velocidad de progresión. Algunos síntomas son evidentes, mientras que otros requieren observación más detallada:
- Opacidad visible en los ojos: Es el signo más característico. Se observa una coloración blanquecina, grisácea o azulada en el centro del ojo, detrás de la pupila. En etapas iniciales puede ser apenas perceptible, pareciendo una pequeña nube. A medida que progresa, la opacidad se vuelve más densa y extensa hasta que el ojo adquiere un aspecto completamente blanco lechoso. Esta apariencia es lo que la mayoría de propietarios primero nota.
- Pérdida progresiva de visión: Dependiendo del grado de opacidad, el perro experimentará desde visión borrosa hasta ceguera completa. Inicialmente puede tener dificultad para ver objetos pequeños o en condiciones de poca luz. A medida que avanza, la pérdida de visión se hace más evidente incluso con buena iluminación. Como ve un perro con cataratas maduras es como si mirara a través de un vidrio empañado o una cortina densa.
- Desorientación o torpeza: El perro comienza a chocar con muebles, paredes o puertas, especialmente en lugares nuevos o cuando se cambia la disposición del mobiliario. Puede tener dificultad para localizar juguetes, el cuenco de comida o agua.
- Dificultad para subir o bajar escaleras: La disminución de la percepción de profundidad hace que las escaleras sean particularmente desafiantes. El perro puede mostrarse reacio a subirlas o hacerlo con mucha cautela.
- Problemas para calcular distancias y saltos: Pueden fallar al intentar saltar al sofá, la cama o subir al coche. La alteración de la percepción espacial les hace calcular mal las distancias.
- Cambios en el comportamiento: Algunos perros se vuelven más cautelosos, inseguros o miedosos, especialmente en situaciones nuevas o lugares desconocidos. Pueden mostrar menor interés por juegos que requieren seguir objetos visualmente, como perseguir pelotas. Otros pueden volverse más apegados al dueño, siguiéndole constantemente.
- Dificultad con la luz brillante: En algunos casos, pueden mostrar molestia ante luz intensa, entornando los ojos o evitando áreas muy iluminadas.
- Roce o frotado de los ojos: Si la catarata está acompañada de inflamación o se complica con glaucoma o luxación del cristalino, puede haber molestias que lleven al perro a frotarse los ojos con las patas o contra objetos.
- Cambio en el color del iris o inflamación: En cataratas muy maduras o hipermaturas pueden aparecer complicaciones como uveítis facoclástica (inflamación por proteínas del cristalino que se liberan), enrojecimiento ocular o cambios en el tamaño de la pupila.
Es importante destacar que los perros tienen gran capacidad de adaptación. Si las cataratas se desarrollan lentamente, pueden compensar la pérdida de visión utilizando sus otros sentidos (olfato y oído) y memorizando su entorno, por lo que los síntomas pueden pasar desapercibidos durante tiempo, especialmente en entornos familiares.
Cómo saber si un perro tiene cataratas: diagnóstico
El diagnóstico de cataratas requiere evaluación por un veterinario, idealmente especializado en oftalmología veterinaria. El proceso diagnóstico incluye varios pasos:
Examen físico general y anamnesis
El veterinario recopilará información sobre la edad del perro, raza, historial médico (especialmente diabetes o enfermedades metabólicas), cambios observados en la visión, tiempo de evolución y cualquier traumatismo ocular previo. Esta información ayuda a determinar el tipo y posible causa de las cataratas.

Examen oftalmológico básico
Se realiza una inspección visual de los ojos con luz apropiada. El veterinario buscará opacidades en el cristalino, evaluará las estructuras externas del ojo (córnea, párpados, conjuntiva), los reflejos pupilares y la respuesta a estímulos visuales.
Oftalmoscopia directa e indirecta
Permite examinar el interior del ojo, incluyendo el cristalino, para determinar el grado y localización de la opacidad. En cataratas maduras puede ser difícil visualizar las estructuras posteriores (retina).
Lámpara de hendidura (biomicroscopía)
Instrumento especializado que proporciona una visión magnificada y detallada de las estructuras oculares. Permite evaluar con precisión la localización exacta de la catarata dentro del cristalino (nuclear, cortical, subcapsular), su densidad y extensión. Es fundamental para planificar una posible cirugía de catarata.
Test de visión funcional
Pruebas sencillas como el test de amenaza (mover la mano rápidamente hacia el ojo para evaluar si el perro parpadea) o test de laberinto (observar si el perro navega obstáculos) ayudan a valorar el grado de visión residual.
Tonometría
Mide la presión intraocular para descartar glaucoma, una complicación frecuente de cataratas maduras que puede causar dolor y ceguera irreversible.
Electrorretinografía (ERG)
Prueba especializada que evalúa la función de la retina mediante respuestas eléctricas a estímulos luminosos. Es crucial antes de considerar cirugía, ya que confirma que la retina funciona correctamente. No tiene sentido operar cataratas si la retina está dañada, pues el perro no recuperaría la visión.
Ecografía ocular
Cuando las cataratas son muy densas y no permiten visualizar las estructuras posteriores del ojo, la ecografía permite evaluar la retina, vítreo y detectar posibles desprendimientos de retina o luxación del cristalino.
Pruebas complementarias
Dependiendo de la sospecha diagnóstica, pueden necesitarse análisis de sangre (bioquímica completa, glucemia) para descartar diabetes u otras enfermedades metabólicas subyacentes.
Derivación a oftalmólogo veterinario
Para casos complejos, planificación de cirugía o cuando se necesitan pruebas especializadas, se recomienda evaluación por un oftalmólogo veterinario certificado que cuente con el equipamiento y experiencia necesarios.
El diagnóstico no solo confirma la presencia de cataratas, sino que determina su tipo, causa, grado de madurez, si hay complicaciones asociadas y, fundamentalmente, si el perro es candidato quirúrgico.
Tratamiento para las cataratas en perros
Las opciones terapéuticas para las cataratas dependen de su grado de desarrollo, impacto en la visión y presencia de complicaciones:
- Tratamiento médico (no quirúrgico): No existe medicación que disuelva o revierta cataratas establecidas. Algunos colirios o suplementos se promocionan para "retrasar" las cataratas, pero la evidencia científica de su eficacia es limitada o inexistente. El tratamiento médico se centra en controlar enfermedades subyacentes (como diabetes) para ralentizar la progresión y tratar complicaciones como inflamación (uveítis) con antiinflamatorios tópicos. Sin embargo, no restaura la transparencia del cristalino.
- Cirugía: facoemulsificación: Es el único tratamiento definitivo que puede restaurar la visión. Consiste en fragmentar el cristalino opaco mediante ultrasonidos y aspirar los fragmentos. Posteriormente se puede implantar una lente intraocular artificial (aunque no siempre es necesario para que el perro recupere la visión funcional). La cirugía de catarata mediante facoemulsificación es el estándar de oro, con tasas de éxito del 85-95% en perros adecuadamente seleccionados. Es un procedimiento delicado que requiere equipamiento especializado, microscopio quirúrgico y entrenamiento específico en cirugía oftalmológica.
- Control de enfermedades subyacentes: En cataratas diabéticas, el control riguroso de la glucemia puede ralentizar significativamente su progresión, aunque no las elimina. Tratar cualquier condición metabólica o inflamatoria mejora el pronóstico general.
- Tratamiento de complicaciones: Las cataratas maduras pueden desarrollar complicaciones como uveítis facoclástica (inflamación por proteínas del cristalino), glaucoma secundario o luxación del cristalino. Estos problemas requieren tratamiento específico con antiinflamatorios, hipotensores oculares o incluso cirugía de emergencia.
- Manejo conservador y adaptación: Cuando la cirugía no es opción (por razones médicas, económicas o decisión del propietario), los perros pueden adaptarse notablemente bien a la ceguera parcial o total. Requiere adaptaciones en el entorno doméstico, evitar cambios de mobiliario, utilizar alfombrillas texturizadas para orientación y mantener rutinas predecibles. Muchos perros ciegos mantienen excelente calidad de vida con estos ajustes.
- Suplementación nutricional: Antioxidantes como vitamina E, C, luteína y ácidos grasos omega-3 pueden tener cierto efecto protector sobre el cristalino, aunque no revierten cataratas establecidas. Pueden recomendarse en fases muy iniciales o como prevención.
La decisión de operar o no depende de múltiples factores: grado de afectación visual, estado general de salud del perro, ausencia de complicaciones retinianas, capacidad de seguimiento postoperatorio y recursos del propietario. No todas las cataratas requieren cirugía inmediata, y no todos los perros son buenos candidatos quirúrgicos.
Cómo es la operación de cataratas en perros
La operación de cataratas es un procedimiento microquirúrgico altamente especializado que requiere equipamiento sofisticado y experiencia considerable. Comprender el proceso ayuda a tomar decisiones informadas:
¿Cuándo está indicada la cirugía?
La cirugía se recomienda cuando:
- Las cataratas causan pérdida de visión significativa que afecta la calidad de vida del perro
- Las cataratas están en fase inmadura o madura (no en fases muy iniciales ni hipermaturas complicadas)
- El examen oftalmológico completo confirma que la retina funciona correctamente (mediante ERG)
- No hay complicaciones graves como glaucoma descontrolado, desprendimiento de retina o uveítis severa
- El perro está suficientemente sano para tolerar anestesia general
- El propietario puede comprometerse con el postoperatorio intensivo
Preparación preoperatoria
Incluye análisis de sangre completos, evaluación cardiológica si es necesario, control de enfermedades concurrentes (especialmente diabetes), tratamiento de cualquier inflamación ocular presente y planificación detallada con el oftalmólogo veterinario.
El procedimiento quirúrgico
Se realiza bajo anestesia general con monitorización completa. Mediante microscopio quirúrgico, se accede al interior del ojo a través de una pequeña incisión en la córnea. Utilizando un aparato de facoemulsificación (similar al usado en humanos), se fragmenta el cristalino opaco mediante energía ultrasónica y se aspiran los fragmentos. Se limpia meticulosamente la cápsula posterior del cristalino. Opcionalmente, se implanta una lente intraocular artificial plegable. La incisión es tan pequeña que frecuentemente no requiere suturas o solo una o dos. Se inyectan medicamentos antiinflamatorios y antibióticos en el ojo. El procedimiento dura típicamente 45-90 minutos por ojo.
Postoperatorio inmediato
El perro permanece hospitalizado 24-48 horas para monitorización. Debe llevar collar isabelino (cono) obligatoriamente para evitar que se frote los ojos. Se inicia tratamiento con múltiples medicaciones tópicas (colirios antiinflamatorios, antibióticos, midriáticos) que deben aplicarse varias veces al día durante semanas.

Recuperación y seguimiento
La recuperación de la visión puede ser inmediata o gradual en los primeros días. Muchos perros comienzan a ver a las pocas horas tras despertar de la anestesia. El seguimiento postoperatorio es intensivo:
- Revisiones frecuentes en la primera semana
- Aplicación rigurosa de medicaciones tópicas (hasta 4-5 colirios diferentes, varias veces al día)
- Collar isabelino durante 2-4 semanas
- Restricción de actividad física (paseos cortos con correa, evitar saltos, juegos bruscos)
- Seguimiento a largo plazo con revisiones periódicas durante meses
Tasa de éxito y complicaciones
En perros adecuadamente seleccionados, la tasa de recuperación de la visión funcional es del 85-95%. Las complicaciones pueden incluir:
- Uveítis postoperatoria (inflamación, la más común)
- Glaucoma secundario
- Opacificación de la cápsula posterior (puede tratarse con láser)
- Desprendimiento de retina (raro pero grave)
- Desplazamiento de la lente intraocular
- Infección intraocular (muy rara pero devastadora)
El compromiso del propietario con el postoperatorio es absolutamente crítico para el éxito. Saltarse medicaciones o no seguir las restricciones aumenta dramáticamente el riesgo de complicaciones.
¿Merece la pena operar?
Esta decisión es personal y multifactorial. En perros jóvenes o mediana edad con buena salud general, merece la pena operar a un perro de cataratas ya que restaurar la visión mejora dramáticamente su calidad de vida. En perros muy ancianos, con múltiples enfermedades o que se han adaptado bien a la ceguera, el oftalmólogo veterinario ayudará a valorar cada caso individualmente, considerando factores médicos, pronóstico visual y circunstancias del propietario.
¿Se puede prevenir que un perro tenga cataratas?
Aunque no todas las cataratas son prevenibles, especialmente las hereditarias, existen medidas que reducen el riesgo o retrasan su aparición:
- Cría responsable y selección genética: Los criadores responsables deben realizar exámenes oftalmológicos certificados a sus reproductores y excluir de la cría a animales con cataratas hereditarias. Al adquirir un cachorro, especialmente de razas predispuestas como Golden Retriever o Cocker Spaniel, solicitar certificados oftalmológicos de los padres reduce significativamente el riesgo.
- Control riguroso de la diabetes: En perros diabéticos, mantener los niveles de glucosa en rangos objetivo mediante insulinoterapia adecuada, dieta y monitorización regular puede retrasar considerablemente la aparición de cataratas diabéticas, aunque no las elimina completamente. Un buen control metabólico es la mejor prevención en estos casos.
- Revisiones oftalmológicas periódicas: Especialmente en razas predispuestas o perros con factores de riesgo, realizar exámenes oftalmológicos anuales en una clínica veterinaria permite detectar cataratas en fases iniciales cuando aún no afectan significativamente la visión.
- Protección ocular ante traumatismos: Evitar situaciones de riesgo donde el perro pueda sufrir golpes o heridas en los ojos. En perros que participan en actividades con riesgo (caza, trabajo en terrenos con vegetación densa), considerar el uso de gafas protectoras especializadas.
- Nutrición adecuada con antioxidantes: Una dieta equilibrada rica en antioxidantes naturales (vitaminas E, C, betacarotenos, luteína) puede tener efecto protector sobre el cristalino frente al estrés oxidativo asociado al envejecimiento. Los alimentos de calidad formulados específicamente para la salud ocular pueden ser beneficiosos.
- Control de enfermedades oculares: Tratar adecuada y precozmente cualquier inflamación ocular (uveítis), infección o trauma para minimizar el daño secundario al cristalino. Las enfermedades oculares no tratadas pueden desencadenar cataratas secundarias.
- Evitar exposición innecesaria a radiación o tóxicos: Proteger al perro de exposición excesiva a radiación UV (aunque no está claramente demostrado su papel en cataratas caninas como en humanas), evitar administración de medicamentos que puedan dañar el cristalino salvo que sean estrictamente necesarios.
- Revisiones geriátricas regulares: En perros mayores, las revisiones periódicas que incluyan examen oftalmológico permiten detectar no solo cataratas sino también otras condiciones relacionadas con la edad.
- Control de peso y condición corporal: La obesidad se asocia con mayor riesgo de desarrollar diabetes y alteraciones metabólicas que pueden predisponer a cataratas.
Si bien la genética juega un papel importante que no podemos modificar, estas medidas preventivas y de detección temprana maximizan las posibilidades de preservar la salud ocular o intervenir cuando las opciones terapéuticas son más efectivas.
Preguntas frecuentes
¿Qué razas de perros son más propensas a las cataratas?
Numerosas razas presentan predisposición genética a desarrollar cataratas, especialmente hereditarias que aparecen a edades tempranas. Las razas con mayor incidencia incluyen: Cocker Spaniel americano e inglés (una de las más afectadas), Golden Retriever, Labrador Retriever, Caniche (todas las variedades), Schnauzer miniatura, Boston Terrier, Husky Siberiano, Bichón Frisé, Staffordshire Bull Terrier, West Highland White Terrier, Springer Spaniel inglés, Chesapeake Bay Retriever, Old English Sheepdog, Afghan Hound y muchas otras.
En estas razas, las cataratas suelen ser bilaterales (afectan ambos ojos), aparecen a edades relativamente jóvenes (antes de los 6-8 años) y tienen carácter progresivo. Si tienes un perro de raza predispuesta, es recomendable realizar exámenes oftalmológicos periódicos en una clínica veterinaria especializada, especialmente si planeas dedicarlo a la cría. Los criadores éticos realizan certificaciones oftalmológicas de sus reproductores para intentar reducir la incidencia en las líneas genéticas.
¿La ceguera derivada de las cataratas se puede curar?
Sí, la ceguera causada por cataratas es potencialmente reversible mediante cirugía de catarata (facoemulsificación). A diferencia de otras causas de ceguera como atrofia progresiva de retina o degeneración del nervio óptico que son irreversibles, las cataratas afectan solo al cristalino, dejando intactas las estructuras posteriores del ojo (retina, nervio óptico). Si estas estructuras están sanas y funcionales, la extracción quirúrgica del cristalino opaco permite que la luz vuelva a alcanzar la retina, restaurando la visión.
Las tasas de éxito son altas (85-95%) en candidatos adecuadamente seleccionados. Sin embargo, es crucial realizar las pruebas preoperatorias necesarias, especialmente electrorretinografía (ERG) y ecografía ocular, para confirmar que la retina funciona correctamente. Si la retina está dañada por otras enfermedades o desprendimientos de retina, la cirugía de cataratas no restaurará la visión. Por eso el diagnóstico completo por un oftalmólogo veterinario es fundamental antes de considerar la intervención.
¿Las cataratas solo se dan en perros mayores?
No, aunque las cataratas en perros ancianos son muy frecuentes, pueden aparecer a cualquier edad. Existen cataratas congénitas presentes desde el nacimiento, cataratas juveniles hereditarias que se desarrollan en perros jóvenes (incluso cachorros o adolescentes), cataratas diabéticas que pueden aparecer a cualquier edad tras el diagnóstico de diabetes, y cataratas traumáticas secundarias a lesiones oculares.
Las razas predispuestas genéticamente como Golden Retriever o Cocker Spaniel frecuentemente desarrollan cataratas bilaterales antes de los 6 años de edad. Por tanto, si observas opacidad en los ojos de tu perro, independientemente de su edad, es importante consultar en una clínica veterinaria para su evaluación. No asumir que "es normal por la edad" sin confirmación veterinaria, ya que el diagnóstico y tratamiento precoz, especialmente en perros jóvenes, puede preservar o restaurar la visión durante muchos años.
¿Se puede operar a un perro de cataratas aunque sea mayor?
Sí, la edad avanzada por sí sola no contraindica la operación de cataratas. El factor determinante no es la edad cronológica sino el estado general de salud del perro.