Diabetes en perros: síntomas, tratamientos y consejos

La diabetes en perros es una enfermedad endocrina crónica cada vez más frecuente en la práctica veterinaria. Si tu perro diabético ha sido diagnosticado recientemente o sospechas que puede padecerla, esta guía completa te ayudará a comprender qué es la diabetes mellitus en perros, cuáles son los síntomas, cómo se diagnostica, qué opciones de tratamiento existen y cómo puedes mejorar la calidad de vida de tu compañero. También descubrirás si se puede curar y qué cuidados específicos requiere esta condición para mantener a tu mascota saludable durante muchos años.

¿Qué es la diabetes?

La diabetes mellitus en perros es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por la incapacidad del organismo para regular adecuadamente los niveles de glucosa en sangre. Esta regulación depende de una hormona llamada insulina, producida por las células beta del páncreas.

La insulina actúa como una "llave" que permite que la glucosa (azúcar) procedente de los alimentos entre en las células del cuerpo para ser utilizada como fuente de energía. Cuando existe una deficiencia absoluta o relativa de insulina, o cuando el organismo no responde adecuadamente a ella, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo produciendo hiperglucemia (niveles elevados de azúcar en sangre), mientras las células sufren de falta de energía.

Este desequilibrio metabólico tiene consecuencias significativas en todo el organismo. La glucosa excesiva en sangre se elimina parcialmente a través de la orina (glucosuria), arrastrando consigo grandes cantidades de agua, lo que produce los síntomas característicos de sed excesiva (polidipsia) y micción abundante (poliuria). Mientras tanto, el cuerpo, incapaz de utilizar la glucosa disponible, comienza a metabolizar grasas y proteínas como fuentes alternativas de energía, causando pérdida de peso a pesar del aumento de apetito.

La diabetes mellitus afecta aproximadamente a 1 de cada 300-500 perros, con mayor incidencia en animales de mediana edad y mayores, particularmente entre los 7 y 9 años. Las hembras no esterilizadas presentan el doble de riesgo que los machos debido a la influencia hormonal durante el ciclo reproductivo.

Tipos de diabetes

Existen diferentes tipos de diabetes que pueden afectar a los perros, cada uno con características y causas específicas:

Diabetes tipo I (Diabetes mellitus insulinodependiente)

Es el tipo más común en perros, representando más del 95% de los casos. Se caracteriza por una deficiencia absoluta de insulina debido a la destrucción de las células beta del páncreas que la producen. Esta destrucción puede ser de origen autoinmune (el propio sistema inmunitario ataca al páncreas) o secundaria a pancreatitis crónica. Los perros con diabetes tipo I requieren obligatoriamente inyecciones de insulina de por vida para sobrevivir, ya que su páncreas no produce cantidad suficiente de esta hormona esencial.

Diabetes tipo II (Diabetes mellitus no insulinodependiente)

Mucho menos frecuente en perros que en gatos o humanos, la diabetes tipo II se caracteriza por una resistencia a la insulina combinada con una producción pancreática inadecuada. En este tipo, el páncreas produce insulina, pero las células del cuerpo no responden correctamente a ella. Aunque inicialmente puede manejarse con dieta y medicación oral, la mayoría de perros con diabetes tipo II eventualmente progresan a requerir tratamiento con insulina.

Diabetes gestacional

Ocurre en hembras gestantes debido a las hormonas del embarazo que generan resistencia a la insulina. Generalmente es temporal y se resuelve tras el parto, aunque estas perras tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes permanente en el futuro. Por esta razón, la esterilización suele recomendarse tras la gestación.

Diabetes secundaria

Se desarrolla como consecuencia de otras enfermedades o condiciones que afectan al páncreas o generan resistencia insulínica, como el síndrome de Cushing (hiperadrenocorticismo), pancreatitis crónica, obesidad severa, tratamientos prolongados con corticosteroides u otras hormonas. El tratamiento de la condición subyacente puede mejorar o incluso resolver la diabetes en algunos casos.

Causas de la aparición de la diabetes en perros

La diabetes en perros es una enfermedad multifactorial cuyo desarrollo depende de varios elementos que interactúan entre sí:

  • Predisposición genética: Existe un componente hereditario significativo. Ciertas razas presentan mayor susceptibilidad genética a desarrollar diabetes, sugiriendo que factores genéticos predisponen a la disfunción pancreática o a procesos autoinmunes contra las células productoras de insulina.

  • Pancreatitis crónica: La inflamación recurrente o crónica del páncreas daña progresivamente las células beta productoras de insulina. La pancreatitis puede preceder al desarrollo de diabetes o presentarse simultáneamente, constituyendo uno de los principales factores de riesgo en la especie canina.

  • Obesidad: El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes que contribuyen significativamente al desarrollo de resistencia a la insulina. El tejido adiposo excesivo produce sustancias inflamatorias que interfieren con la señalización de la insulina, dificultando que esta hormona cumpla su función adecuadamente.

  • Hormonas sexuales: Las hembras no esterilizadas tienen el doble de riesgo de desarrollar diabetes, especialmente después del celo. La progesterona, elevada durante el diestro (fase tras el celo), induce resistencia a la insulina y estimula la secreción de hormona del crecimiento, que también interfiere con la acción insulínica.

  • Síndrome de Cushing (hiperadrenocorticismo): El exceso de cortisol, ya sea por tumor hipofisario, suprarrenal o por tratamientos prolongados con corticosteroides, genera resistencia a la insulina marcada. Aproximadamente el 10% de perros con Cushing desarrollan diabetes secundaria.

  • Enfermedades autoinmunes: En algunos casos, el sistema inmunitario del perro ataca y destruye erróneamente las células beta del páncreas, produciendo una deficiencia absoluta de insulina similar a la diabetes tipo I humana.

  • Infecciones: Ciertos virus y bacterias pueden dañar el páncreas, aunque este mecanismo es menos común en perros que en otras especies.

  • Edad avanzada: La diabetes en perros mayores es significativamente más común. El pico de incidencia se sitúa entre los 7 y 9 años, aunque puede aparecer a cualquier edad. El envejecimiento del páncreas y los cambios metabólicos asociados a la edad aumentan el riesgo.

  • Medicamentos: Los corticosteroides utilizados de forma prolongada (para tratar alergias, enfermedades autoinmunes o inflamatorias) pueden inducir diabetes al generar resistencia insulínica. Otros medicamentos como progestágenos también aumentan el riesgo.

Síntomas de la diabetes en perros

Los síntomas de diabetes en perros suelen desarrollarse gradualmente, aunque en algunos casos pueden aparecer de forma más aguda. Reconocer estas señales tempranamente es fundamental para un diagnóstico y tratamiento oportunos:

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  • Poliuria (micción excesiva): El perro orina con mucha mayor frecuencia y en cantidades abundantes. Esto ocurre porque los riñones intentan eliminar el exceso de glucosa en sangre a través de la orina. Puedes notar que necesita salir más veces de lo habitual o que tiene "accidentes" en casa, incluso si antes controlaba perfectamente sus esfínteres. Este síntoma, junto con la sed excesiva, se conoce técnicamente como poliuria polidipsia.

  • Polidipsia (sed excesiva): Como consecuencia directa de la pérdida de líquidos por la orina, el perro siente sed constante y bebe agua en cantidades muy superiores a lo normal. Puedes observar que el cuenco de agua se vacía rápidamente y que tu perro busca agua constantemente.

  • Polifagia (aumento del apetito): A pesar de tener glucosa elevada en sangre, las células no pueden utilizarla sin insulina. El cerebro interpreta esta situación como falta de nutrientes y estimula el apetito. El perro puede parecer insaciable, comiendo grandes cantidades sin llegar a satisfacerse.

  • Pérdida de peso progresiva: Paradójicamente, a pesar de comer más, el perro diabético pierde peso. Sin suficiente insulina para metabolizar la glucosa, el organismo comienza a descomponer grasas y proteínas musculares como fuente alternativa de energía, resultando en adelgazamiento visible y pérdida de masa muscular.

  • Letargia y debilidad: La falta de energía a nivel celular se traduce en un perro menos activo, con menor interés por el juego, ejercicio o actividades que antes disfrutaba. Puede mostrarse cansado, dormir más de lo habitual y mostrar resistencia a realizar paseos largos.

  • Cataratas y problemas visuales: Los niveles elevados de glucosa afectan al cristalino del ojo, causando opacidad y formación de cataratas. Esto puede desarrollarse rápidamente, en cuestión de semanas o meses, y es uno de los signos más evidentes. Puedes notar un tono blanquecino o azulado en los ojos del perro, y que choca con objetos o muestra desorientación.

  • Infecciones urinarias recurrentes: La glucosa en la orina crea un ambiente favorable para el crecimiento bacteriano. Las infecciones del tracto urinario se vuelven frecuentes y pueden manifestarse con dolor al orinar, orina con mal olor o sangrado.

  • Mal estado del pelaje: El pelo puede perder brillo, volverse quebradizo, y el perro puede presentar pérdida de pelo o descamación debido al estado metabólico alterado.

  • Vómitos y dolor abdominal: En casos avanzados o cuando se desarrolla cetoacidosis diabética (complicación grave), pueden aparecer vómitos, diarrea, dolor abdominal, deshidratación severa y debilidad extrema.

  • Aliento con olor dulzón o afrutado: Cuando el cuerpo metaboliza grasas en ausencia de glucosa utilizable, produce cetonas que generan un olor característico en el aliento.

Si observas varios de ellos simultáneamente, especialmente la triada clásica de poliuria polidipsia y polifagia (aumento de sed, micción y apetito) con pérdida de peso, es fundamental acudir inmediatamente a una clínica veterinaria para evaluación profesional.

Cómo saber si un perro tiene diabetes: diagnóstico

El diagnóstico de diabetes en perros requiere una evaluación veterinaria completa que combine historia clínica, exploración física y pruebas diagnósticas específicas:

Historia clínica y exploración física

El veterinario comenzará recopilando información detallada sobre los síntomas observados, su duración, cambios en hábitos de alimentación, consumo de agua, micción y comportamiento general. Durante la exploración física se evaluará el peso corporal, condición física, hidratación, presencia de cataratas y posibles signos de complicaciones.

Análisis de sangre (bioquímica)

Es la prueba fundamental para diagnosticar diabetes. Se mide la concentración de glucosa en sangre en ayunas. Los niveles de glucosa normales en perros oscilan entre 70-110 mg/dL. Un valor de glucosa superior a 200 mg/dl en ayunas, junto con síntomas clínicos compatibles, confirma el diagnóstico de diabetes. Sin embargo, es importante considerar que el estrés puede elevar temporalmente la glucosa, por lo que el veterinario evaluará el contexto clínico completo.

Urianálisis

El análisis de orina es complementario e imprescindible. Permite detectar:

  • Glucosuria (presencia de glucosa en orina): Confirma que los niveles sanguíneos superan el umbral renal
  • Cetonuria (presencia de cetonas): Indica que el cuerpo está metabolizando grasas y puede señalar cetoacidosis, una complicación grave
  • Densidad urinaria: Generalmente disminuida por la poliuria
  • Infecciones urinarias: Frecuentes en perros diabéticos

Fructosamina sérica

Esta prueba mide los niveles de glucosa promedio de las últimas 2-3 semanas, proporcionando información sobre el control de la diabetes a medio plazo. Es especialmente útil para diferenciar hiperglucemia por estrés de la diabetes verdadera, y para monitorizar la respuesta al tratamiento una vez iniciado.

Pruebas adicionales

Dependiendo de los hallazgos iniciales, el veterinario puede recomendar:

  • Hemograma completo para evaluar posibles infecciones o anemia
  • Perfil bioquímico ampliado para valorar función renal, hepática y electrolitos
  • Cultivo de orina si hay sospecha de infección
  • Medición de hormonas tiroideas y cortisol si se sospechan enfermedades endocrinas concomitantes
  • Ecografía abdominal para evaluar páncreas, hígado y otros órganos

El diagnóstico temprano y preciso es fundamental para iniciar el tratamiento adecuado y prevenir diabetes en perros con complicaciones graves.

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Tratamiento para la diabetes en perros: ¿se puede curar?

Una pregunta frecuente es si se puede curar la diabetes en perros. La respuesta es que la diabetes canina es generalmente una enfermedad crónica que no tiene cura definitiva. Sin embargo, con un tratamiento de la diabetes adecuado y constante, los perros diabéticos pueden disfrutar de una excelente calidad de vida y una esperanza de vida similar a la de perros sanos.

El tratamiento requiere un enfoque integral que combina varios elementos:

  • Administración de insulina: Es el pilar fundamental del tratamiento con insulina en perros. Dado que la mayoría padece diabetes tipo I con deficiencia absoluta de insulina, requieren inyecciones de insulina diarias de por vida. La insulina se administra por vía subcutánea (bajo la piel), generalmente dos veces al día, cada 12 horas. Los propietarios aprenden a realizar estas inyecciones en casa, lo cual es más sencillo de lo que parece inicialmente. Existen diferentes tipos de insulina (NPH, lenta, etc.) y el veterinario determinará cuál es la más adecuada para cada perro.

  • Ajuste de la dosis de insulina: Cada perro es único y requiere una dosis de insulina personalizada. El proceso de ajuste inicial puede llevar varias semanas, durante las cuales se realizan curvas de glucosa (mediciones seriadas de glucosa a lo largo del día) para determinar la dosis óptima. La dosis de insulina puede necesitar ajustes periódicos según la respuesta del perro, cambios en peso, actividad o aparición de otras enfermedades.

  • Monitorización de glucosa: El seguimiento regular de los niveles de glucosa en perros diabéticos es esencial. Esto puede realizarse mediante:

    • Mediciones de glucosa en sangre en clínica veterinaria
    • Curvas de glucosa periódicas
    • Monitorización casera con glucómetros veterinarios (algunos propietarios aprenden a realizar mediciones en casa)
    • Medición de fructosamina para evaluar el control de la diabetes a medio plazo
  • Dieta especializada: La diabetes en perros alimentación es crucial para el manejo exitoso. Se recomienda una dieta rica en fibra y proteína de alta calidad, baja en grasas y con carbohidratos complejos de absorción lenta. Una alimentación rica en proteínas ayuda a mantener la masa muscular. La fibra ralentiza la absorción de glucosa, evitando picos bruscos en sangre. Es fundamental:

    • Alimentar con la misma comida, en las mismas cantidades y a los mismos horarios cada día
    • Dividir la ración diaria en dos tomas, sincronizadas con las inyecciones de insulina
    • Evitar premios azucarados o con alto contenido glucémico
    • Existen dietas veterinarias específicas para perros diabéticos
  • Control del peso: Mantener un peso corporal óptimo es fundamental. La obesidad genera resistencia a la insulina, dificultando el control de la diabetes. Si el perro tiene sobrepeso, una pérdida gradual y controlada mejorará significativamente su respuesta a la insulina.

  • Ejercicio regular: La actividad física moderada y constante ayuda a regular los niveles de glucosa. Es importante mantener una rutina de ejercicio regular, evitando variaciones bruscas que puedan desestabilizar el control glucémico. El ejercicio mejora la sensibilidad insulínica y ayuda al control del peso.

  • Esterilización: En hembras no esterilizadas, la castración es altamente recomendable y, en muchos casos, necesaria para lograr un control de la diabetes adecuado, ya que las hormonas del ciclo reproductivo interfieren con la acción de la insulina.

  • Tratamiento de enfermedades concurrentes: Condiciones como infecciones urinarias, pancreatitis, síndrome de Cushing o hipotiroidismo deben identificarse y tratarse, ya que interfieren con el control de la diabetes y pueden desestabilizar al paciente.

Aunque la diabetes no se cura, casos excepcionales de diabetes secundaria (por ejemplo, inducida por corticosteroides o por Cushing) pueden revertirse si se elimina la causa subyacente. Sin embargo, esto no es lo habitual, y la mayoría de perros diabéticos requerirán tratamiento con insulina de forma permanente.

Consejos para perros con diabetes

Convivir con un perro diabético requiere compromiso, pero siguiendo estos consejos podrás garantizar su bienestar:

  • Establece una rutina estricta: La constancia es fundamental. Administra la insulina, alimenta y pasea a tu perro aproximadamente a las mismas horas cada día. Esta regularidad ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en perros diabéticos y facilita el control de la diabetes.

  • Aprende a administrar la insulina correctamente: Asegúrate de comprender bien la técnica de administración de insulina, el almacenamiento adecuado del medicamento (generalmente refrigerado), cómo mezclar la insulina sin agitarla bruscamente y la importancia de no omitir dosis. Utiliza jeringas de insulina específicas para la concentración prescrita.

  • Lleva un registro detallado: Anota diariamente la dosis de insulina administrada, cantidad de comida consumida, peso corporal (semanal), consumo de agua aproximado y cualquier observación relevante (vómitos, diarrea, letargia). Esta información es invaluable para el veterinario en las revisiones.

  • Observa signos de hipoglucemia: La bajada excesiva de glucosa por sobredosis de insulina es peligrosa. Los signos incluyen debilidad súbita, temblores, desorientación, convulsiones o pérdida de consciencia. Ten siempre miel o jarabe de glucosa disponible para aplicar en las encías en caso de emergencia y contacta inmediatamente con tu veterinario.

  • Mantén una dieta consistente: No cambies la alimentación sin consultar al veterinario. Evita que el perro acceda a comida humana, premios azucarados o alimentos no autorizados. Calcula las calorías de cualquier premio o snack dentro de la ración diaria.

  • Realiza revisiones veterinarias regulares: Las visitas de revisión periódica cada 3-6 meses son esenciales para evaluar el control de la diabetes, ajustar tratamiento si es necesario, detectar complicaciones tempranamente y realizar analíticas de seguimiento.

  • Controla el peso corporal: Pesa a tu perro semanalmente y mantén registros. La pérdida o ganancia de peso pueden requerir ajustes en la dosis de insulina o alimentación.

  • Fomenta el ejercicio regular: Mantén paseos diarios de duración similar. Evita ejercicio extenuante o irregular que pueda provocar hipoglucemia. El ejercicio debe ser moderado y predecible.

  • Previene y trata infecciones: Los perros diabéticos son más susceptibles a infecciones, especialmente urinarias y de piel. Mantén una higiene adecuada y consulta al veterinario ante cualquier signo de infección.

  • Cuida la salud dental: Los problemas dentales pueden desestabilizar la diabetes. Cepilla los dientes regularmente y programa limpiezas dentales profesionales según recomendación veterinaria.

  • Estate preparado para emergencias: Ten contactos de emergencia veterinaria disponibles, conoce la ubicación de clínicas de urgencias abiertas 24 horas, y mantén miel o jarabe de glucosa en casa para hipoglucemias.

  • Sé paciente durante el ajuste inicial: Las primeras semanas tras el diagnóstico pueden ser desafiantes mientras se encuentra la dosis de insulina óptima. Mantén una comunicación estrecha con tu veterinario y no te desanimes si los primeros ajustes no son perfectos.

Cómo prevenir que tu perro tenga diabetes

Aunque existen factores de riesgo no modificables como la genética o la edad, hay medidas preventivas que reducen significativamente la probabilidad de desarrollar diabetes en perros:

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  • Mantén un peso corporal saludable: La obesidad es uno de los principales factores de riesgo prevenibles. Alimenta a tu perro con raciones apropiadas según su tamaño, edad y nivel de actividad. Evita la sobrealimentación y el exceso de premios calóricos. Consulta con tu veterinario cuál es el peso ideal para tu perro y cómo lograrlo.

  • Proporciona ejercicio regular: La actividad física ayuda a mantener un peso saludable, mejora la sensibilidad a la insulina y favorece el metabolismo de la glucosa. Adapta el tipo e intensidad de ejercicio a la edad, raza y condición física de tu perro.

  • Ofrece una alimentación equilibrada y de calidad: Elige alimentos de alta calidad nutricional, apropiados para la etapa de vida de tu perro. Evita dietas ricas en grasas o carbohidratos simples. Consulta con tu veterinario sobre la mejor opción alimentaria.

  • Esteriliza a tu perra: La esterilización elimina el riesgo asociado a las hormonas del ciclo reproductivo, reduciendo significativamente la probabilidad de diabetes en hembras.

  • Realiza revisiones veterinarias anuales: Los chequeos de revisión periódica permiten detectar cambios metabólicos tempranos, obesidad, pancreatitis u otras condiciones que predisponen a la diabetes. En perros mayores de 7 años, considera revisiones cada 6 meses.

  • Controla el uso de medicamentos: Si tu perro requiere tratamiento con corticosteroides u otros medicamentos que afectan el metabolismo de la glucosa, utilízalos sólo bajo supervisión veterinaria, en la dosis mínima efectiva y durante el menor tiempo posible.

  • Previene y trata la pancreatitis: Evita dietas muy grasas, mantén a tu perro alejado de basura y alimentos inadecuados, y trata prontamente cualquier episodio de pancreatitis, ya que la inflamación pancreática recurrente puede desencadenar diabetes.

  • Conoce la predisposición de tu raza: Si tienes una raza con mayor riesgo genético, sé especialmente vigilante con los síntomas tempranos y mantén cuidados preventivos rigurosos.

Aunque no es posible prevenir todos los casos de diabetes en perros, estas medidas reducen sustancialmente el riesgo y, en caso de desarrollarse, facilitan una detección más temprana cuando el tratamiento es más efectivo.

Esperanza de vida de un perro diabético

Una pregunta comprensible tras el diagnóstico es cuánto tiempo vivirá un perro diabético. La buena noticia es que, con un tratamiento de la diabetes adecuado y un manejo correcto, muchos perros diabéticos pueden disfrutar de una esperanza de vida similar a la de perros no diabéticos.

Diversos estudios veterinarios indican que los perros diabéticos bien controlados pueden vivir entre 2 y 5 años adicionales tras el diagnóstico, y algunos incluso superan este rango. La clave está en el control glucémico conseguido, la prevención de complicaciones y el compromiso del propietario con el tratamiento.

Factores que influyen en la esperanza de vida:

  • Edad al diagnóstico: Los perros diagnosticados más jóvenes, con tratamiento precoz, generalmente tienen mejor pronóstico que aquellos diagnosticados en edad muy avanzada o con complicaciones establecidas.

  • Control metabólico: Mantener los niveles de glucosa dentro de rangos aceptables (generalmente 100-250 mg/dl) previene complicaciones y mejora el pronóstico. Un control irregular con hiperglucemias frecuentes acelera el desarrollo de complicaciones.

  • Cumplimiento del tratamiento: La administración regular de inyecciones de insulina, seguimiento de la dieta y revisiones veterinarias es fundamental. El incumplimiento terapéutico reduce drásticamente la esperanza de vida.

  • Presencia de complicaciones: Las diabetes en perros complicaciones como cetoacidosis diabética, cataratas avanzadas, infecciones recurrentes, neuropatías o enfermedad renal asociada afectan negativamente al pronóstico.

  • Enfermedades concurrentes: Patologías simultáneas como síndrome de Cushing, pancreatitis crónica, enfermedad cardíaca o renal complican el manejo y pueden reducir la esperanza de vida.

  • Calidad del cuidado: Propietarios comprometidos que monitorizan estrechamente a su mascota, mantienen registros detallados, reconocen signos de alarma tempranamente y buscan atención veterinaria cuando es necesario, consiguen mejores resultados.

  • Acceso a atención veterinaria: El seguimiento profesional regular en una clínica veterinaria con experiencia en manejo de diabetes optimiza el control y detecta problemas precozmente.

Es importante entender que cada perro es único y que estas son estimaciones generales. Algunos perros diabéticos viven muchos años con excelente calidad de vida, disfrutando de actividades normales, mientras que otros pueden presentar complicaciones que limitan su pronóstico.

Lo fundamental es que la diabetes canina, aunque es una enfermedad crónica que requiere tratamiento de por vida, no debe verse como una sentencia. Con dedicación, educación y apoyo veterinario adecuado, tu perro diabético puede continuar siendo un compañero feliz y activo durante años.

Preguntas frecuentes

¿Qué pasa si no se trata un perro con diabetes?

La diabetes en perros no tratada tiene consecuencias graves y potencialmente mortales. Sin tratamiento con insulina, los niveles de glucosa en sangre permanecen crónicamente elevados mientras las células sufren inanición energética. A corto plazo, el perro experimentará empeoramiento progresivo de los síntomas: poliuria y polidipsia extremas causando deshidratación severa, pérdida de peso acelerada con descomposición de masa muscular, debilidad profunda y letargia. 

Las complicaciones se desarrollan rápidamente: cataratas que causan ceguera, infecciones recurrentes (especialmente urinarias y cutáneas) debido a la inmunodepresión, y neuropatía diabética que afecta los nervios periféricos. La complicación más grave es la cetoacidosis diabética, una emergencia médica que ocurre cuando el cuerpo, sin poder usar glucosa, metaboliza grasas produciendo cetonas tóxicas. 

Esto causa vómitos incontrolables, diarrea, dolor abdominal, respiración rápida, deshidratación crítica, colapso y, sin tratamiento urgente, coma y muerte en cuestión de días. Sin intervención veterinaria, la esperanza de vida de un perro diabético no tratado es de apenas semanas a pocos meses, con sufrimiento considerable. Por eso es fundamental buscar tratamiento de la diabetes inmediatamente tras el diagnóstico.

¿Qué razas de perros son más propensas a la diabetes?

Aunque la diabetes en perros puede afectar a cualquier raza, existen predisposiciones genéticas significativas. Las razas con mayor riesgo incluyen: Schnauzer miniatura, que presenta una de las incidencias más altas, Caniche (todas las variedades, especialmente toy y miniatura), Teckel o Dachshund, Samoyedo, Cairn Terrier, Beagle o Bichón Frisé.